Thursday 14 November 2013

Mi primera fiesta de Halloween

Uy, qué miedo...
Voy a quedar muy mal confesando esto (una ya tiene una edad), pero el pasado 31 de Octubre fui, por primera vez en mi vida, a una fiesta de Halloween. Sí, podéis reíros si queréis, pero es la verdad. La fiesta en cuestión la organizaba el American Corner de la Sofia City Library, y aunque estaba enfocada a los niños tengo que deciros que me lo pasé fenomenal. Quizás sea porque yo aún no he terminado de crecer...

No sé en vuestras ciudades pero en Algeciras, donde vivo, Halloween no suele celebrarse. O no mucho, al menos. Alguna fiesta en academias de inglés, niños disfrazados en el colegio y, eso sí, fiestas variadas en bares y pubs. Pero poco más. Nosotros ya tenemos nuestra propia tradición para ese día, los Tosantos, en los que se celebra un mercado nocturno en el que se compra, sobre todo, frutos secos y castañas. Bastante alejada de la tradición del Truco o Trato que tantas veces hemos visto reflejada en el cine y la televisión.

Taller de decoración de máscaras

En la fiesta del American Corner no faltaron los caramelos, por supuesto. Pero tampoco las manzanas ni las chocolatinas. Os podéis imaginar, y con razón, que los dulces duraron poco, y si no llega a ser por un niño muy amable que me dio un caramelo casi ni los pruebo... Claro que eso no era todo. La decoración era todo lo que podía esperarse de una fiesta espeluznante y pudimos ver telarañas, fantasmas, esqueletos y todas esas cosas que hace que nos entren escalofríos.

Además de la música temática que nos acompañó en todo momento, se organizaron varias actividades para los niños asistentes. Por una parte, se organizaron talleres de manualidades, donde los niños (¡y sus padres!) podían decorar caretas o tarros de cristal. La pintura no llegó al techo, pero casi... También había varios juegos con los que los niños podían ganar diferentes premios, y si juzgamos por sus risas, creo que se lo pasaron bastante bien.

Sarah, Chema, Agne y Ricardo. Perdonadnos, era Halloween.

Por nuestra parte, los voluntarios también aportamos nuestro granito de arena disfrazándonos y sacando a la luz nuestro lado más terrorífico. Fue, en definitiva, una gran fiesta para todos. Una gran manera de conocer las tradiciones de otro país, como es en este caso Estados Unidos, estando en otro país tan diferente como puede ser Bulgaria. Un lío intercultural, vamos. Cosas de la globalización. Pero cosas divertidas, al fin y al cabo. 

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